Fin de año a tiros

No es Navidad en todas partes. En Somalia, por ejemplo, domina el Islam. De ese país escribimos algo hace algunas semanas. Allí se consolidaba un nuevo estado talibán, al modo afgano. Los Tribunales Islámicos –cuyo núcleo duro está formado por al-Ittihaad al-Islamiya, franquicia local de al-Qaeda- se habían hecho con el poder y comenzaban aplicar la sharía con todas sus consecuencias. Y al afgano modo se ha resuelto la situación. La guerra sólo se combate con la guerra.
Al igual que en Afganistán, tropas locales aliadas a una potencia extranjera han combatido a los yihadistas. En este caso, la potencia –bien que sólo a nivel regional- es Etiopía. Estados Unidos no ha intervenido en el conflicto. (Los medios de prensa, por lo tanto, no le han prestado mayor atención.)
La guerra contra el terrorismo ha introducido un pequeño cambio táctico: busca una mayor implicación regional y aleja a la prensa del escrutinio directo y exclusivo a los Estados Unidos. Pero la estrategia es la misma: que las difusas fronteras de Yihadistán retrocedan más que avancen.

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Uno de los miniestados que se ha configurado en el norte de Somalia en los últimos años se llama Somaliland. Antigua colonia británica –a orillas del mar rojo, y separada del resto del país por una cadena montañosa-, en Somaliland se han implantado con éxito algunas reformas democráticas. El lema del país es el siguiente: paz, libertad y prosperidad para todos.

Pues eso: paz, libertad y prosperidad para todos en el nuevo año que empieza.