El dedo en la llaga

Aznar levanta un dedo y la progresía nacional queda ipso facto conmovida... Es la prueba de que ese dedo ha tocado carne. Sí, señor, eso es poder de influencia. El dedo del número uno hace perder los nervios a la horda resentida... Cómo les jode Aznar; la víctima del otro día en Oviedo, al que no dejaban que diese una charla, es convertido por los mass media de mierda en culpable. Por levantar un dedo holgado y triunfador. De víctima a victimario, una vez más. Es el modelo imperecedero con el que suelen desenvolverse. Su platilla de pensamiento. La realidad trastocada que pretenden colar y cuelan con éxito a media España, a la España borregil, porcina, descerebrada, garzonita, sindical, funcionarial, subsidiada, socialista, ecologeta. Al 50% que vive del otro 50%. Y encima quieren tener razón.

Ya van ensayando cuál será --de nuevo-- su comportamiento una vez abandonen el banco azul del gobierno. La violencia callejera. Ante un asustadizo y gallináceo Rajoy esas cosas funcionan. Méndez y Toxo sacarán la sierra eléctrica para quejarse de los recortes; desfilarán por la Gran Vía madrileña del brazo de esos stajanovistas llamados liberados sindicales... Los periodistas, tan expresionistas, deformarán y desinformarán sobre la crisis, que entonces sí verán como grave... Los artistas hablarán del rojo amanecer, de los nuevos lunes al sol, de los millones de parados que acaban de descubrir en el horizonte. Y los pacifistas afganos recobrarán la memoria, tras un opiáceo paréntesis a la sombra del poder.