Rubalcaba es un vampiro que asoma el diente impúdico en los platós de TVE. Un vampiro que se desenvuelve entre el foco televisivo y la sombra de la ley, un ministro de sol y sombra que ayer nos habló de los vericuetos paralegales para acabar con el terrorismo. Una especie de Guadiana el de este jugador de póker del Mississippi que pretende transplantar sus teorías a la cuenca del Nervión. Rubalcaba y su mundo paralelo y paralegal. Ayer Rubalcaba nos dio un chivatazo a todos los españoles, nos chivó sus planes para abrir la enésima puerta a la infinita e inacabada negociación con los terroristas, bajo promesa de referendum, no ya paralegal, sino legal. Esta vez legal. De lo paralegal a lo legal; desembocando en lo rematadamente ilegal. Hecha la ley, marcado el sendero de la trampa, los cauces fluviales de una negociación que nunca parece llegar a buen puerto... Pero no desesperan por ello los socialistas, quemando los últimos cartuchos antes de desalojar el palacio del poder. Quemando lo que haga falta... Mientras, en todo caso, bandeamos al personal de la patria, entre las fronteras autonómicas y las independentistas... El único que no se mueve de la silla es el opositor Rajoy, los pies calientes por el calor de las encuestas, el rictus rígido de indecisión.
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