El hombre de la barba negra y el rostro sombreado por la preocupación acudió al diccionario y buscó la palabra “fortuito”.
Hizo como que leía: Suceso por lo común dañoso, que acontece por azar, sin poder imputar a nadie su origen.
Menos dañoso, entendió el resto.
Y agarró un micrófono –porque éste, los micrófonos, los agarra- y leyó un comunicado oficial. Que había habido un crimen en Francia, algo fortuito (acontecido al azar, sin poder imputar a nadie su origen).
Y la cosa quedó clara para quien quiso entender. El azar se había manifestado; nadie era responsable de la mala suerte.
Y nombrando a Nadie, el astuto salió de la oscuridad de la cueva.
5 comentarios:
No creo en las casualidades, y menos si vienen de éste gobierno.
Rubalcaba es capaz de decir mil mentiras en un minuto sin que se le inmute un pelo de la calva. Es tremendo. Algo inaudito. Ni Pepiño ni ZP juntos son capaces de alcanzar ese récord. Asombroso. Y luego dijo presuntos etarras. La presunción por delante, casual, fortuita.
Es fácil ser ministro del interior cuando nos merecemos tener un gobierno que miente.
zetap: Tenemos un gobierno tan causal... Desde la causa primera de los trenes -tan olvidados-, marchando siempre de casualidad aparente en casualidad descarada.
Claudedeu: Los pelos de la calva son los que mejor se peinan.
Luis Amézaga: Rubalcaba es Ministro del Interior, vale. Pero, ¿del interior de qué?
Saludosss
Olvidais un detalle de su brillante 'curriculum': ex-co-gestor de los G.A.L. Luis A. tu frase es más brillante aun.
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