By Claudedeu
l
No empieza con buen pie Barack Obama. No se ha posado de la cama con el pie zurdo, a sabiendas de que -al igual que John McCain- es zurdo. Ha errado en su intento de serenar las tranquilas almas estadounidenses con el discurso fácil y gracioso del "Yes, We Can". Porque a día de hoy sigo sin saber qué es lo que podemos. "Sí, podemos", me dice uno. "Ya, ¿pero el qué?", pregunto, con un tono de preocupación que aumenta a medida que mi paciencia se agota. Pensé que se trataba de un "podemos" en general, del poder magno que fluye de los poderes estadounidenses, valga la redundancia, de la Carta Magna, que se traslada desde tiempos de Abraham Lincoln, aquel señorito de chistera que no gustaba en los campos del Sur. Un "podemos" de poder universal, o de vete tú a saber qué. Porque a medida que brindo explicaciones, lío en mi cerebro un ovillo cada vez más enrevesado.
Tal es el curso de la historia que, tres meses después de las elecciones del 4-N, sigo sin saber qué puede hacer Barack Obama. O, mejor dicho, qué pueden hacer los estadounidenses. Porque otro de los lemas era algo tal que así: "Change". Vale. Bien. "Cambio". Estupendo. Si Mariano Rajoy me viene a soltar propaganda con el lema: "Cambio", le zurro con el zurrón habitual del pastor. Si fuera Rosa Díez, me lo pensaría dos veces. Y si fuera José Luis Rodríguez Zapatero, debido a su fiel sonrisa, jugaría a que yo soy cazador y él una liebre. Me lo pasaría chachi piruleta. No entiendo de lemas, y desde mi humilde punto de vista, la campaña presidencial de Barack Obama fue triste. Lo animaron los globos y los gritos de "Beaufitul, beautiful!" de las muchachas enloquezidas y seudocoléricas que se llevaban las manos a la cara con expresión fatal y que me recordaban a la Invasión Británica, al aterrizar de los Beatles en el aeropuerto JFK un frío 14 de febrero de 1964. Y luego también logró insuflar la esperanza con buenos discursos, porque el chaval tiene su lengua viperina y sabe hablar. Nada a millas de distancia del discurso zapateril, todo hay que decirlo, y eso sí es de agrado. Y también es de agrado saber que, al menos, tendrá responsabilidad de Estado, saber estar y mentes privilegiadas en rededor para llevar bien su Nación.
Sin embargo, hay algo que no logra convencerme. Igual soy yo, que soy algo tiquismiquis. O igual son mis neuronas, que entre tantas cepas bacterianas no saben por dónde salir para discurrir con mayor calma. El caso es que si George Bush era malo, Barack Obama será bueno. La esperanza es lo que tiene: que pinta blanco al que es negro, sin ánimo de hacer chistes malévolos, y que dota de una brizna de deidad al más pordiosero. Pero, aún así, no sé yo. No recuerdo haber oído de gastos superficiales y de caprichos personales de George W. Bush durante su mandato en la Casa Blanca. Vale: Laura le regaló el magnífico American V de Johnny Cash en el momento de su publicación como regalo de cumpleaños. Supongo que los progres habrán puesto el grito en el cielo: "¡20 dólares por un disco! ¿A quién se le ocurre, más que al neocón de los cojones? Aiba la churria manderruria, epa ya, cago en tó, mmm, leñes". El resto de la verborrea me fue imposible transcribirla. Pero lo que no sé yo es si tales progres elevarán sus plegarias a modo de berridos cuando se enteren de que, entre el Barack Obama ganador de las elecciones del 4-N y el Barack Obama investido Presidente de los Estados Unidos de América, se habrá gastado más de 80 millones de dólares entre vacaciones en Hawaii, hoteles de lujo y discursos de investidura. No es cuestión de preguntar por austeridad política, porque ya soy perro viejo y conozco la dialéctica perversa del socialismo español, que obliga a las casas a poner menos lavadoras y a cerrar el grifo cuando uno se restriega la balleta de esparto por el pito mientras Magdalena Álvarez monta su propio negocio de peluquería en el Ministerio o mientras Fernández Bermejo tunea un apartamento con plantas tropicales de 300.000 euros. O mientras los urinarios de La Moncloa son aderezados con ornamentos de oro por su elevado coste, o mientras Pérez Touriño o Miguel Sanz se gastan despachos de presidencia autonómica que equivalen al Despacho Oval. Pero sí habré de intrigarme ante la inminente puesta en marcha de la legislatura obamiana pensando si he de hacer el saludo romano o simplemente postrarme y besar sus pies. Eso sí sería un cambio profundo en la América republicana.
5 comentarios:
Este nuevo año que comenzamos nos obliga a continuar nuestras luchas, y lograr el alcance de las metas para vivir en armonía, en paz y en libertad.
Quiero agradecerte Persio tus palabras de apoyo, tiene un precio invalorable. Para mí ha sido de gran satisfacción la hermandad desde nuestros blogs y a su vez estímulo para seguir adelante.
Y bravo por Claudedeu!!!!!
Abrazos para ambos
Martha
Esta claro que el famoso "Yes We Can" se queda en humo o como se suele decir: "Un buen vendedor vende piedras en el desierto"...
Dale tiempo y empacho de problemas de toda índole, seguro que el muchacho se da cuenta de que su discurso buenista no sirve para solucionar los problemas reales.
Saludos.
En los Estados Unidos de América, como no podía ser de otra forma, sigue mandando el pueblo americano.
Un abrazo y... Dios salve a América (y a nosotros con Ella).
Claudedeu ha vuelto! Tus viejos amigos te damos la bienvenida.
Obama King es como una hamburguesa del Burger King. Comida basura que se le va a atragantar a más de un progre.
Publicar un comentario