¡Ha sido niña!

Una semana ausente por el nacimiento de mi tercera hija...

La cosa estuvo bien, sencilla. Pim, pam, pum... y fuera. Sin dolor... Yo al menos no sentí dolor, sino todo lo contrario, el gozo inmenso de recibir este nuevo regalo del cielo. Algo incomparable y inmarcesible, celestial.

Tras el nacimiento, la pequeña abrió la inmensidad de sus ojos. Para ver bien la vida. A ver qué es lo que hay por aquí, se preguntaba.

De momento una nueva ley del aborto. De ésa te has librado. En la vida se trata de ir sorteando los envites de la muerte. Y tú empiezas bien, enhorabuena. Tus padres no son como los otros... Y no es por criticar... A lo que íbamos. Luego, con el tiempo, en la vida se trata de disponer de la libertad que Dios nos ha concedido para elegir el buen camino y desplegar todas nuestras posibilidades... ¡Sin miedo! Ir sorteando la muerte cada vez que se nos presente, en forma de Desánimo... E ir sorteando al gobierno cada vez que se nos presente, que ésa es otra, en forma de maraña regulatoria. "Es por vuestro bien", nos dice el Gran Hermano.

-No exageres; ni que el aborto fuera obligatorio...
-No; lo obligatorio viene después. Las escuelas gubernamentales para recibir la educación de un buen socialista...
-Eso lo evitaremos. Ten fe...
-La tengo, mujercita querida, la tengo.

Y al rato:

-Pongámonos en marcha. Tiene que conocer a sus otras hermanas...

Ya estamos dispuestos para cuadrar o triangular los sentimientos a partir de ahora... Qué nuevas perspectivas se nos abren... Ayer leí un proverbio japonés: "Sólo en medio de la acción desearás vivir cien años".

Y ya estamos en ello.

-¡En marcha!