martes, 1 de diciembre de 2009


La alternativa de la alternativa

Frente a Rajoys y Cospedales:

En un hotel madrileño se daba cita un grupo de dirigentes y ex dirigentes del PP alejados de la línea 'oficialista'. Habían sido convocados por el ex dirigente del partido en el País Vasco y presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES), Santiago Abascal, al que presentó el empresario y diputado por Madrid, Manuel Pizarro.

Abascal denunció la ausencia de democracia interna del PP, opinando además que en su partido “no hay una alternativa clara, no sabemos para qué queremos ganar”.

Y es que al desayuno asistió todo un plantel de ‘críticos’ con la gestión de Rajoy, como María San Gil, José Antonio Ortega Lara, Eduardo Zaplana, Francisco Granados, Juan Costa...

3 comentarios:

Alawen dijo...

'No sabemos para qué queremos ganar'. Ah, pero, ¿es que quieren ganar? Yo me estaba temiendo que lo que querían era ser la Eterna Oposición, pero Poco... xD
En fin, por lo menos ya se ha dicho en voz alta lo que se lleva tiempo susurrando por los pasillos...

Javier dijo...

¡Jo!, como sigamos así me vuelvo al pueblo.

EL PASEANTE

Llevo algún tiempo en la ciudad.
Descanso.
Un infernal ruido de motores insiste en explicarme
que la ciudad no está hecha para el recuerdo,
y mucho menos para el descanso,
el recuerdo es cosa de la aldea
y el descanso cosa de gandules.

¡Bendita soledad la de la aldea!
permanentemente paciente y silenciosa.

La ciudad es una gran máquina absurda
creada para abrir futuros sin memoria,
capaz de desprenderse de la historia
como si la historia fuese un sueño,
un sueño que no importa.

Así es la ciudad.

Yo vuelvo a ella con la vista puesta en el pasado,
y recorro los parques con la ilusión de ver al jardinero, con la mangarriega,
regando los jardines,
y al guardia de la porra persiguiendo al niño que rompió un farol con la pelota,
- romper un farol con la pelota es solo cuestión de puntería,
como meter un gol -
siempre creí que el guardia, en vez de aplaudir en la cara del niño,
debería premiarlo,
aunque solo fuera por lo del gol.
¡Cuántos buenos futbolistas salieron de esos centros que son los parques públicos!.

En mis tiempos,
además,
no había otra cosa para jugar al fútbol,
bueno,
sí,
podías ir a la plaza del carbón,
pero te ponías perdido,
estaba llena de agujeros para poder tropezar
y tropezabas.

Los parques eran otra cosa,
estaban mejor preparados y no tenían baches para poder caerte.
Cuando voy a la ciudad espero encontrarme con el vivo retrato de mi padre,
- muerto allá por el 62 -
pero no lo encuentro.
la ciudad cambió mucho desde entonces,
y como yo me estoy poquito a poco yendo,
pues noto mucho el cambio,
¿cómo voy a encontrarme entonces con el vivo retrato de mi padre?.
La ciudad no es buena para recordar,
apenas queda un tramo de muralla,
un tramo de aquella muralla antigua que,
- al decir de los por entonces viejos -
habían construido nuestros antepasados para defenderse de los invasores
y que sirvió también,
más adelante,
de paredón furtivo
para llevar a cabo algún fusilamiento,

“por eso de mantener ligeramente viva la llama de lo justo”.

De momento no tengo interés en recordar más cosas y.....,
me voy a la aldea,
me dijeron que allí es todo muy distinto
y la vida se ve de otra manera,
además,
los ruidos infernales de los motores,
propios de la ciudad,
y otros ruidos propios también de la ciudad,
no se oyen.
Allí solo se oyen los cantos de los pájaros
y,
tal como hicieron siempre,
mientras el arrebol de sus mejillas
denuncia claramente el ardiente candor de sus torpes miradas,

- todavía inocentes y en nada licenciosas -

en los pajares,
se siguen arrullando a escondidas y a solas,
las jóvenes parejas.

Un abrazo.

Persio dijo...

alawen, a ver si esos susurros se van concretando en acciones...

javier, si yo tuviera el pueblo cerca, me iba ya.