viernes, 18 de diciembre de 2009


Nostalgia del taxi driver



El taxista es ese señor que se nos pone en medio sin previo aviso; mucha lucecita verde, pero ninguna naranja. Ya frenarás... Y sin embargo, les perdonamos, pues el taxista es toda una institución en España. Para enterarse de lo que sucede en la calle sólo hace falta subirse a un taxi y oír el discurso del menda, los comentarios a pie de acera sobre lo que no dicen los periódicos. Y ahora el gobierno quiere liquidar al taxista lanzando el obús de una ley ómnibus... Y es que el gobierno sabe que el taxista es cada vez más de derechas; en el taxi se sintoniza a Federico por las mañanas y El larguero por las noches. Cada vez se oyen menos boletines oficiales de RNE... La aplicación de la directiva europea parece, pues, una simple excusa para liquidar al gremio hostil, un traidor radifónico al fin y al cabo.

Y Rajoy, como buen registrador de la propiedad, ha salido en audaz defensa del gremio, del colegio profesional sobre ruedas, del privilegio, del mercado de licencias, del no-mercado, pues los de la lucecita verde forman un buen puchado de votos, oye. Dicen que hay 70.000 familias que viven del taxi en España. Sin embargo, lo que no se dice es que de esas 70 mil, casi la mitad son simples asalariados del volante, que conducen las calles nocturnas de la ciudad a cambio de un sueldo. El taxista jubilado, poseedor de una licencia, o el taxista acumulador, que ha comprado varias en el mercado negro, se toca los huevos en casa y sale en manifestación de vez en cuando. Yo quiero que el auténtico dueño del volante sea el que recorre la ciudad nocturna y poética. El taxi para quien lo trabaja.

3 comentarios:

Javier dijo...

Entre los taxistas hay de todo. Está el clásico que te puede pinchar una rueda o sellarte la cerradura porque cree que has invadido su propiedad y el que, viendo la cafrada de su compañero, te ayuda a cambiar la rueda. Considero que, en general, en este gremio los trabajadores del taxi se arriesgan a ser victimas de atracos y cosas peores y merecen nuestra total consideración y estima, no así los que, con su mal carácter, desmerecen de la mayoría.

Un abrazo.

Caballero ZP dijo...

Creo que los taxistas se han equivocado gravemente, la violencia de la que hicieron gala ayer les quitó toda la razón.
Al margen de eso creo que los taxistas no deberían quejarse de lo que les vale una licencia, ya que son ellos las que las revenden a precio de oro al llegar su jubilación para asegurarse vivir bastante bien. Además hay que entrar en el razonamiento de que esta situación es cuando menos alegal, ya que una licencia administrativa no se puede vender.
De no existir esa mafia, el acceso a las licencias que quedan liberes seria más accesible a cualquiera.
Saludos

Persio dijo...

Caballero: Yo creo que esas licencias deberían ser eliminadas completamente, restringen el mercado y elevan el precio de las carreras.