Begoña Urroz, de 22 meses, falleció abrasada en 1960 por una bomba colocada en la estación de ferrocarril de Amara (Guipúzcoa). Décadas después se descubrió que ése fue el primer atentado mortal de ETA. Su madre rompe 50 años de silencio.
Según el reportaje de EL PAÍS:
A Juan Urroz, un hombre de caserío, un vasco-navarro que sólo hablaba euskera, empleado en la fábrica de electrodomésticos Moulinex, y a su esposa, Jesusa Ibarrola, les interesaba entonces muy poco saber quién había cometido aquella salvajada (?)
"Aquellos días eran las fiestas del pueblo. Mi madre nos ha contado muchas veces que el día del entierro de la niña salieron de casa con la cajita blanca mientras la gente cantaba y bailaba por las calles", dice Begoña Urroz, la hija de Jesusa que fue bautizada con el mismo nombre que tenía su hermana fallecida. Como en un intento de mantener siempre vivo el recuerdo de la niña muerta."Mis padres sufrieron mucho con la muerte de la pequeñita. A mi padre, eso le quitó media vida. Ella era su niña bonita. Fíjese que era tan así, que poco antes de morir él, hace algo más de un año, nos dijo: 'Ahora me voy a encontrar con mi hija' ".
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