Que el secuestro del fotógrafo español José Emilio Morenatti se produjera en Gaza no fue una casualidad. Allí nuestros amigos palestinos no distinguen entre occidentales, por mucho que ZP vista su pañuelo. En Gaza se está viviendo el principio de una guerra civil, cada vez menos encubierta, entre Hamas y al-Fatah.
La semana anterior, el líder de Hamas, Khaled Mashal, viajó de Damasco a Arabia Saudí, llamado por las autoridades saudíes para tratar de evitar un enfrentamiento civil en los territorios palestinos. Arabia Saudí teme la infiltración en Palestina de voluntarios de Hizbullah (con el apoyo y el dinero de Irán) que refuercen la posición de Hamas.
Y es que, efectivamente, a través de la frontera de la franja de Gaza con Egipto se está produciendo un importante flujo de entrada de combatientes de Hizbullah. Otros proceden de Siria e Irán; otros, son palestinos residentes en el exterior. Entre los que llegan se encuentran expertos en el uso de explosivos e instructores de combate. Su finalidad es aumentar el nivel de eficacia de la Unidad de Despliegue Rápido de Hamas y de los Comités de Populares de Resistencia. Asimismo, y con el apoyo de miembros de al-Qaeda procedentes del Sinaí (donde esta organización terrorista ha actuado con dureza), Hamas ha conseguido reclutar ya a más de 15.000 voluntarios dispuestos a unirse a sus filas. Se prepara una guerra civil en toda regla entre Hamas (con los apoyos arriba mencionados) y los Servicios de Seguridad de la Autoridad Palestina, dominados por al-Fatah, que prestan apoyo al Presidente palestino Mahmoud Abbas.
Las actuaciones israelíes en Gaza de las últimas semanas se están limitando a la localización y destrucción de túneles que (otra vez desde Egipto hasta Gaza) nutren de armamento a los territorios palestinos. El ejecutivo de Olmert se encuentra indeciso a la hora de emprender una operación a mayor escala. Recientes escándalos de corrupción (unos lujosos bolígrafos que recibió de regalo cuando era alcalde de Jerusalén) así como las dudas en torno a su firmeza en la dirección del ejército israelí durante la pasada guerra del Líbano, lastran su posición. Si se produce una intervención tardía, en medio de una guerra civil en Gaza, su ejército puede verse atrapado en una posición similar a la de los Estados Unidos en Iraq.
La retirada de la franja de Gaza por parte de Israel fue un error. A los misiles no los detienen las fronteras. La existencia de territorios ocupados era una excusa palestina. Desde la retirada, no han cesado los ataques contra Israel. Si ahora Israel permite que se constituya un Estado terrorista como vecino va a tener difícil su propia defensa. Sería una guerra en dos frentes. El otro frente sería el Líbano, cuando allí se reactive la guerra, pues Hizbullah sigue rearmándose ante la pasividad de la ONU. La semana que viene hablaremos de este frente.
La semana anterior, el líder de Hamas, Khaled Mashal, viajó de Damasco a Arabia Saudí, llamado por las autoridades saudíes para tratar de evitar un enfrentamiento civil en los territorios palestinos. Arabia Saudí teme la infiltración en Palestina de voluntarios de Hizbullah (con el apoyo y el dinero de Irán) que refuercen la posición de Hamas.
Y es que, efectivamente, a través de la frontera de la franja de Gaza con Egipto se está produciendo un importante flujo de entrada de combatientes de Hizbullah. Otros proceden de Siria e Irán; otros, son palestinos residentes en el exterior. Entre los que llegan se encuentran expertos en el uso de explosivos e instructores de combate. Su finalidad es aumentar el nivel de eficacia de la Unidad de Despliegue Rápido de Hamas y de los Comités de Populares de Resistencia. Asimismo, y con el apoyo de miembros de al-Qaeda procedentes del Sinaí (donde esta organización terrorista ha actuado con dureza), Hamas ha conseguido reclutar ya a más de 15.000 voluntarios dispuestos a unirse a sus filas. Se prepara una guerra civil en toda regla entre Hamas (con los apoyos arriba mencionados) y los Servicios de Seguridad de la Autoridad Palestina, dominados por al-Fatah, que prestan apoyo al Presidente palestino Mahmoud Abbas.
Las actuaciones israelíes en Gaza de las últimas semanas se están limitando a la localización y destrucción de túneles que (otra vez desde Egipto hasta Gaza) nutren de armamento a los territorios palestinos. El ejecutivo de Olmert se encuentra indeciso a la hora de emprender una operación a mayor escala. Recientes escándalos de corrupción (unos lujosos bolígrafos que recibió de regalo cuando era alcalde de Jerusalén) así como las dudas en torno a su firmeza en la dirección del ejército israelí durante la pasada guerra del Líbano, lastran su posición. Si se produce una intervención tardía, en medio de una guerra civil en Gaza, su ejército puede verse atrapado en una posición similar a la de los Estados Unidos en Iraq.
La retirada de la franja de Gaza por parte de Israel fue un error. A los misiles no los detienen las fronteras. La existencia de territorios ocupados era una excusa palestina. Desde la retirada, no han cesado los ataques contra Israel. Si ahora Israel permite que se constituya un Estado terrorista como vecino va a tener difícil su propia defensa. Sería una guerra en dos frentes. El otro frente sería el Líbano, cuando allí se reactive la guerra, pues Hizbullah sigue rearmándose ante la pasividad de la ONU. La semana que viene hablaremos de este frente.
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