Quiero introducirme en
el misterio de Bobby Fisher. Quiero entender el porqué de su desaparición
después del logro del campeonato del mundo de ajedrez en 1972, en Islandia.
Quiero intentar comprender su supuesta paranoia, pensando que todos los jugadores
rusos de ajedrez del momento eran espías de la KGB. Quiero introducirme en el
misterio de Bobby Fisher y entender porqué un niño prodigio, autodidacta y
fotogénico, decide huir de la cumbre y emprender la cuesta abajo
aceleradamente. Quiero entender lo que es la cumbre y lo que es la cuesta
abajo.
El Secretario de Estado
Kissinger le ha dicho a Bobby Fisher (que no quería jugar en Islandia, pues el
premio le parecía escaso) que lograr una victoria por el alto ideal de la
patria es el mayor premio posible. Que su victoria sobre la maquinaria
ajedrecística soviética será un gran golpe propagandístico para los USA. La
guerra fría se juega también en el tablero, Bobby, tienes que jugar, morder y
ganar. Bobby tiene un instinto asesino sobre el tablero y conviene desarrollarlo.
Y Bobby lo desarrolla y gana. Y luego dice "ahí os quedáis".
Boris Spasky, frente a
él, se ha quedado de piedra. Boris ha sido derrotado. Boris tiene que volver a
su patria respectiva con la bandera arrugada y roja. Boris, que ha pasado los
años de la guerra mundial en un orfanato; que ha pasado hambre y ha visto morir
a ochocientas mil personas a su alrededor durante el cerco de Leningrado en los
años cuarenta; Boris, que también fue niño prodigio en su patria roja y fría,
que fue un engranaje más en esa maquinaria ajedrecística soviética, que había
sido campeón del mundo en el 69, Boris tiene que volver con la cabeza baja; y
sostenerla así de baja durante unos años más. La federación de su país le
margina, le manda combatir contra el disidente ruso Korchnoi; y también pierde.
Boris no quiere más presiones del politburó.
Así que Bobby Fisher
está huido por el mundo, en su particular cuesta abajo, y Boris Spassky huye a
Francia. Dos huidos del engranaje de la propaganda. Serán grandes amigos, Boris
y Bobby.
Yo quería entender a
Bobby Fisher. Y a Boris Spasky también quería entenderlo. Y a quien no acabo de
entender realmente es a la legión de deportistas que desde entonces, y antes de
entonces, se pliegan y han plegado a las propagandas todas, políticas o comerciales.
Yo entiendo a Bobby Fisher y a Boris Spasky. Vencedores los dos en la tierra de
los volcanes.
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