Hace un año, en Bangladesh, se produjo una rápida sucesión de explosiones. En breves minutos, más de 350 explosiones dañaron instalaciones gubernamentales y hoteles de la capital, Dacca, y de otras 16 ciudades del país. En el atentado múltiple una persona resultó muerta y otras 115 heridas.
Poco después de la cadena de explosiones, agentes de la inteligencia francesa vieron al miembro de al-Qaeda, Kaci Warab, en el aeropuerto internacional de Bangladesh. Lo siguieron. Tras varias horas de avión Warab llegó a la ciudad libanesa de Trípoli, donde fue detenido en su “laboratorio”.
Los materiales encontrados en el laboratorio de al-Qaeda fueron trasladados a París para un análisis en profundidad. He aquí las conclusiones: Para su ataque múltiple al-Qaeda había preparado 350 teléfonos móviles. En ellos se instaló un software de comunicaciones y un sencillo programa interface que había sido diseñado en el laboratorio del Líbano, cuyo ordenador principal tenía conexión a internet y software MSN y Skype. A los teléfonos móviles se les adjudicó un nombre de usuario (ligeramente diferente para cada uno de ellos). Por ejemplo: Tom1, Tom2, etc., así hasta 350. El programa se transmitió a los teléfonos móviles, que después transmitieron la señal operativa para detonar los explosivos. Desde el Líbano, y a través de teléfonos móviles, se produjo la llamada de la muerte. A miles de kilómetros de distancia.
El laboratorio del Líbano se cree que fue instalado por hombres de Abu Musab al-Zarqawi, líder de al-Qaeda en Iraq, abatido por el ejército norteamericano en el pasado mes de junio.
El método utilizado en Bangladesh sería más difícil de implementar en Europa, Estados Unidos o Israel, donde las medidas antiterroristas harían más complicada la ubicación de tantas bombas sin que alguna de ellas fuera detectada. Pero no sería imposible. A buen seguro que los expertos de al-Qaeda están trabajando para mejorar su sistema, por ejemplo, adaptándolo a teléfonos vía satélite.
lunes, 11 de diciembre de 2006
Al-Qaeda en cadena
Etiquetas:
ecos de yihad
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